Ursus arctos en Vigozoo.
Fotografía: Pablo Medina Suárez, 2009.
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Inicio la andadura de este blog
con un animal que me fascina desde que tengo uso de razón, el oso pardo [ursus arctos]. Un animal que, en su
subespecie europea [ursus arctos arctos]
se ha convertido en uno de los emblemas patrios de la lucha por la preservación
de nuestros ecosistemas y que, a pesar de todo, aún cuenta con serias
dificultades para mantener estables sus poblaciones salvajes mientras que, por
otra parte, se ve envuelto en la polémica en torno a su presencia en las
colecciones animales de los parques zoológicos.
Su población, que hace unos
siglos se distribuía en toda la mitad norte de la península llegando a alcanzar
los valles del Manzanares, hoy en día se ha visto inexorablemente mermada. En
conjunto, como indica la Fundación Oso Pardo, actualmente este animal se
distribuye en un área de alrededor de 4.900 km2 con dos
subpoblaciones –oriental y occidental- entre las que en 2009 se descubrió el
primer cruce efectivo. En total, ambas poblaciones suman un total de en torno a
los 210 individuos.
Distribución de la población cantábrica
de osos pardos.
Fuente: Fundación Oso Pardo, 2012. |
Se trata este de un animal difícil
de seguir, por lo que dicha institución realiza desde 1989 el censo de este animal
de forma homogénea y sistemática a través de la localización de las hembras con
crías, lo que permite analizar la tendencia del total de la población. Según sus
datos, desde 1989 la población cantábrica de oso pardo ibérico ha mostrado un
proceso de recuperación, alcanzando sus puntos máximos en los años 2007 y 2009,
cuando se contabilizaron un total de 21 osas con nuevas camadas. Esta esperanzadora
recuperación es más notable en la subpoblación occidental, mientras que en la
oriental se ha producido un estancamiento de la natalidad en torno a las dos o
tres madres con crías al año, lo que, según indican, no aporta en repunte demográfico
necesario que lograría alejar de la extinción los individuos de este núcleo.
Por otra parte, en la península se
encuentra también el oso pirenaico [ursus
arctos pyrenaicus], caracterizado por un color muy oscuro o negro en sus
patas, manteniendo el resto del pelaje algo mas claro. Según la Fundación Oso Pardo, con la muerte de la ultima osa autóctona en 2004, la hembra Cannelle, la población puede darse
virtualmente por extinta, al revelar los censos que el resto de individuos son
todos machos. Actualmente, en las dos vertientes de los Pirineos viven
actualmente en torno a 25 ejemplares, conformando una población de ejemplares
de origen eslovenos procedentes de sueltas en 1997 y 2006.